jueves, 26 de enero de 2012

TIPOS DE FRACASO ESCOLAR

Para conocer y poder tratar las causas y la situación de fracaso escolar debemos saber a que nos enfrentamos. Para poder aplicar las estrategias apropiadas y conocer el caso a fondo, debemos diferenciar dos tipos de fracaso escolar (partiendo únicamente del alumno sin tener en cuenta los factores exteriores):
Fracaso escolar circunstancial: este tipo incluye las situaciones en las- que los suspensos han llegado de improviso. Es muy frecuente que alumnos con un excelente historial de altas calificaciones comiencen a fallar y bajar el rendimiento sin previo aviso.

Algunos alumnos empiezan este descenso al comienzo de un curso cualquiera y continúan así durante uno o dos años más hasta sumirse en el fracaso total. No obstante, otros, bajan su rendimiento tan rápidamente que es solo cuestión de unos meses llegar al nivel más bajo.

En cualquier caso, esta situación se debe a una serie de situaciones personales específicas que provocan una pérdida de interés o una situación de estrés. Para el alumno, ésta es una manera de llamar la atención y comunicar a los padres y educadores que algo no va bien.

Para ello hay que tener en cuenta varias posibilidades muy comunes: la integración del alumno entre los compañeros, alumnos demasiado perfeccionistas que se han visto saturados por las tareas escolares, alumnos introvertidos que se encierren en sí mismos y, por lo tanto, no puedan rendir de manera adecuada.

El papel del equipo educativo y de la familia en estos casos es analizar y estudiar el momento en el que el alumno empezó a fallar dando, así, con las causas que han provocado este cambio de actitud con el fin de poder solucionar el problema del alumno tanto personal como académicamente.

Una vez se haya encontrado el problema se debe poner el remedio pertinente. En

muchos casos se hace imprescindible la labor de un psicólogo escolar. Su función será el estudiar la personalidad del sujeto, su nivel de integración en la escuela, que posibles causas pueden afligir al niño y sobretodo, establecer una estrategia de acción que nos ayude a resolver esos problemas que afectan al niño directamente.

A los padres y educadores les corresponde el incentivar al niño a interesarse y estimularle creándole una sensación de seguridad, desechando la idea de fracaso y quitando importancia a los fallos mientras que se subrayan intensamente los logros. El psicólogo seguirá el caso de cerca utilizando técnicas motivadoras de manera que el niño se sienta respaldado y seguro en todos los ambientes en los que se desenvuelva (escuela, hogar, sociedad...).

La estrategia de recuperación será más efectiva si se aplica con un trabajo común de familia y centro y si se cumplen algunos requisitos como los siguientes:
- Una vez sepamos la causa de la situación de fracaso se debe olvidar el tema y no agobiar al alumno con lo que ha pasado sino incentivarle a solucionarlo.
 Ir llenando el vacío que ha creado ese fracaso en el niño con- reconocimientos a su esfuerzo, aumentando así la autoestima del niño e incentivando la motivación para conseguir las más altas calificaciones.
 Se debe explicar al niño que hay que asumir responsablemente cualquier- situación en la que se pueda encontrar entendiendo que es muy normal cometer errores y que, éstos, son necesarios también para aprender.
 Toda estrategia debe incluir un plan de trabajo definido para proporcionar- al alumno una serie de pautas a las que agarrarse y darle seguridad evitando que se sienta perdido e incapaz.
Fracaso escolar habitual: son aquellos casos en los que los suspensos son- algo habitual desde que el alumno comenzó la escolaridad. En este caso podemos comenzar a buscar el origen en un aspecto físico y/o intelectual del niño y en las limitaciones educativas y pedagógicas desde el comienzo. En estos casos (y aunque más adelante analizaremos las causas más generales del fracaso escolar) el origen puede yacer en:
 Un retraso en el desarrollo y evolución psicomotriz (ver el apartado de- causas internas del fracaso escolar, más adelante).
 Retraso en el nivel intelectual del niño.- Retraso y problemas en la adquisición del lenguaje (ver apartado de- trastornos del desarrollo).
 Problemas en el desarrollo afectivo-emocional y de integración.- Ausencia de educación preescolar y consecuente retraso frente a los- compañeros.
 Escolarización inadecuada (cursos heterogéneos con diferencias de edad, de- nivel o de evolución muy destacadas).
 Sistema erróneo de enseñanza, el más común de los cuales es seguir al pie- de la letra el libro de texto. Una vez P. Usera dijo “el mejor libro de texto es el maestro”, y es cierto que de él depende la motivación y el interés que suscita en los alumnos el aprendizaje de los contenidos propuestos. 

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