jueves, 26 de enero de 2012

TRANSTORNOS DEL APRENDIZAJE (PARTE 3)

Es muy frecuente ver a alumnos que no han alcanzado los objetivos propuestos al principio del curso y que el sistema educativo o las propias familias deciden hacerle avanzar un curso más adelante. Pese a la opinión de muchos padres, la dinámica de repetir curso, es necesaria en casos de niños que no han superado los niveles anteriores. Un alumno que no ha alcanzado los aprendizajes necesarios se ve en una situación de estrés, de desinterés y de desubicación en un ambiente complicado e incluso ajeno para él al no comprender ninguno o casi ninguno de los contenidos que se imparten.
Los problemas más frecuentes (aunque no necesariamente presentes en la mayoría de centros, como los trastornos anteriores, pues estos casos se presentan en una minoría de la población infantil) son:
 Depresión infantil: hasta los años 40, la comunidad sanitaria, sostenía- que la depresión infantil no existía. Hasta entonces, la salud mental infantil no se había tenido en cuenta, asumiendo que los problemas mentales surgían, en su totalidad, en la edad adulta. Es a partir de esta época cuando algunos médicos de revelan contra esta idea y comienzan a estudiar la depresión como una enfermedad que afectaba en la edad infantil al igual que en la edad adulta. Los síntomas más visibles son la falta de humor, de juego, la predilección por lugares solitarios, la falta de interacción con otros niños, una tristeza constante y mayor de la que se consideraría normal en esta edad. Los niños con depresión se sienten desinteresados por todo no sienten el entusiasmo propios de la infancia. Los cambios en el carácter son notables y se producen en un breve periodo de tiempo. Este problema se soluciona con la intervención de un psicólogo y/o psiquiatra, activando terapias adecuadas para el niño y medicándolo si fuese necesario.

 Falta de integración en la escuela y entre los compañeros. En estos casos- suele ser frecuente que el niño tenga un complejo de inferioridad o que la situación de marginación lo provoque. El niño que no se siente integrado, se siente incapaz de comunicarse, tiene miedo a equivocarse y a las burlas que sus errores puedan ocasionarle. No se relaciona con los otros niños y tiene predilección por las actividades en solitario puesto que las actividades grupales le causan preocupación, nerviosismo y no sabe como actuar.
El niño se siente incapaz de realizar las tareas y las actividades escolares igual que sus compañeros, se siente culpable de su rechazo (causa del complejo de inferioridad) y siente que esa situación no podrá cambiar nunca, por lo tanto, es muy posible que expanda los problemas que tiene en la escuela para relacionarse y resolver problemas a otros ámbitos de su vida, ya sea el familiar o el social impidiendo que se desenvuelva adecuadamente.
El niño discriminado o inadaptado rechaza la escuela, hace lo imposible por no asistir. Suelen fingir enfermedades con frecuencia para quedarse en casa, en la seguridad del seno familiar.
Todas estas situaciones provocan que el niño sea desinteresado en las labores académicas ya que su prioridad es formarse un escudo de defensa ante los demás y buscar la seguridad encerrándose en sí mismo.
Falta de atención paterna: en los hijos de padres trabajadores con poco o- ningún tiempo para dedicar a los niños, o los niños que viven en contextos socioculturales bajos, que son responsables de más de lo que sería adecuado para su edad (como cuidar de hermanos pequeños o cuidar la casa cuando los padres no están) surgen pautas de comportamiento que conducen al fracaso escolar en la mayoría de los casos. Ya sea por las responsabilidades que los niños asumen o por no verse motivados por ninguno de los progenitores (o quizá por ambas razones) los resultados académicos no suelen tener demasiada relevancia para ellos. Nadie les inculca la importancia de la cultura, del saber, de adquirir las herramientas necesarias para poder valerse por sí mismo en un futuro y, por lo tanto, los resultados no son demasiado alentadores.
 Síndrome del príncipe destronado: a la llegada de un nuevo miembro a la
- familia pueden surgir cambios conductuales en el niño. Estos casos son más frecuentes en los niños que han sido hijos únicos hasta el momento o que han sido los más pequeños hasta entonces. Sienten que han dejado de quererles, que ahora toda la atención es para el nuevo bebé. En estos casos es muy importante hacer sentir al niño partícipe en los cuidados del hermano, hacerle sentir necesario e integrarlo en el día a día del niño evitando prohibir al niño jugar con el bebé, tocar al bebé o interactuar con él de manera que deje de verlo como un competidor por el amor paterno y verlo como un nuevo compañero.
 Problemas de salud que impliquen un estado de agotamiento y malestar en el
- niño y, por lo tanto, no realiza las actividades diarias ni con granas ni con fuerzas. Para estos niños, sea enfermedad crónica, de larga o corta duración, el estado en el que se encuentran les impide realizar ciertos esfuerzos que, en general, compensan con entusiasmo y en interés. El tiempo que pase en reposo o en proceso de recuperación determinará la cantidad y la calidad de nivel perdido respecto a sus compañeros. Es recomendable facilitar a estos niños herramientas adecuadas para volver a alcanzar el nivel general del grupo mediante tutores individuales, refuerzo y mucho apoyo familiar como educativo.
 Maltrato de género en el seno familiar del padre hacia la madre o
- viceversa influye en un grado considerable en el comportamiento del niño puesto que la seguridad y felicidad que debería tener en casa es inexistente. Se siente amenazado, siente miedo por el progenitor agredido y no entiende la familia como foco de seguridad. Estos niños suelen tener una conducta agresiva puesto que desde pequeño no ha aprendido ninguna otra manera de resolver los conflictos que van surgiendo. En estos casos la falta de cariño, se seguridad, la baja autoestima son las que van escribiendo el camino del niño. Es positivo intentar darle un trato cariñoso, entender que hay días (en los que ha habido conflictos familiares) en los que su humor no será alegre, que necesite más atención de la debida. El psicólogo del colegio en cooperación con el equipo educativo deben procurar darle al niño, en parte, aquello que no tiene en el hogar sin darle un trato especial sobre los demás niños puesto que eso puede aumentar su agresividad al entenderse más importante que el resto y, por otro lado, puede provocar el rechazo de los demás niños.
 Maltrato o abuso infantil: los niños que se encuentran en esta situación
- tienen un carácter muy delicado. Hay que conocer al máximo los detalles de su situación e intentar solucionarla mediante la denuncia pertinente o las técnicas que sean necesarias. Los alumnos que sufren de maltrato suelen ser individualistas y se encierran en sí mismos al creerse malos y deficientes sintiendo la culpa del maltrato que sufren. Son casos de mucha complejidad ya que el niño intentará negarlo y esconderlo. Además, en los casos en los que la denuncia llega a término, comienza un proceso terriblemente duro para la criatura viéndose obligado a explicar con todo lujo de detalles que tipo de maltrato o abuso ha recibido sintiéndose aún culpable de los hechos. Es necesario la intervención de un psicólogo o, incluso, de un psiquiatra dependiendo de la situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario